La pregunta planteada por el científico social Charles Murray en la cena anual del American Enterprise Institute (AEI) este mes no podría haber sido más simple: ¿Quieren los americanos que Estados Unidos sea como Europa?
Lo preguntaba como alguien a quién le gusta y admira a Europa y a los europeos. También lo preguntó porque está siendo cada vez más evidente que la reestructuración de Estados Unidos en paralelo a las líneas del modelo socialdemocráta europeo es el cambio en el que creen muchos en la nueva administración – quizás incluyendo al mismo presidente Obama. Semejante cambio de dirección merece sin duda alguna un análisis más cercano.
Murray está convencido de que la europeización de Estados Unidos es una mala idea, y no sólo porque el modelo europeo crea "economías escleróticas" crónicas. Lo más significativo, según dice, es el hecho de que aceptar el modelo europeo significa desechar la revolucionaria reinvención del modelo de gobierno que los Padres Fundadores establecieron y de la relación entre el estado y el ciudadano. Murray argumenta que esto inevitablemente "debilitará" las instituciones y costumbres que han sido responsables de que Estados Unidos sea una nación "robusta y vital" – en pocas palabras, una nación "excepcional".
Murray dice que la intención del moderno estado del bienestar europeo es loable: Aliviar "algo de lo difícil" de la vida. Él acepta que ocuparse de los problemas no es siempre fácil o agradable pero eso puede llevar a una satisfacción que no se puede obtener por otros medios. Así es como las vidas de las personas "marcan la diferencia". Por contraste, aquellos que se ven relevados de responsabilidades importantes, tienden a pasar sus días "tan agradablemente como sea posible".
Si la diversión se convierte en "el propósito de la vida, ¿para qué tener hijos cuando ya se sabe que los niños son un gran problema – y después de todo, para qué son buenos en realidad? Si la diversión es el propósito de la vida, ¿para qué pasárselo preocupados por los vecinos? Si la diversión es el propósito de la vida, ¿cuál sería la posible atracción de una religión que le pide lo contrario?" Y así es como vemos en Europa una ética laboral en declive, unos índices de natalidad catastróficamente decrecientes, un menguante sentido de nación y comunidad e iglesias vacías.
Agregaría esto: Una sociedad así no es rival para el desafío del islam radical que es un movimiento supremacista y agresivo en términos políticos y religiosos, que tiene muy firmes convicciones sobre cada aspecto de la vida y que cuenta con adherentes deseosos – y en muchos casos impacientes – por matar y morir en busca de su visión.
Murray no ha explorado las implicaciones en seguridad nacional de la europeización, pero coincidentemente John Bolton, el ex embajador de Estados Unidos ante la ONU trataba justamente el tema en un nuevo ensayo para la revista Commentary. En él pone de relieve que las "eminencias de política exterior aquí y en el extranjero, incluyendo a ex secretarios de Estado de ambos partidos así como a funcionarios de defensa de Clinton y de la primera administración Bush" ahora están abogando ante Obama que Estados Unidos emule "a la Unión Europea como el nuevo modelo"
Un enfoque tal requeriría que Washington alcanzara un "consenso transnacional" para la política exterior que deseara aplicar. Significaría reemplazar el tradicional concepto americano de soberanía – o sea los ciudadanos de Estados Unidos que se gobiernan bajo el marco de la Constitución de Estados Unidos – por algo llamado "soberanía responsable", un eufemismo para ceder la soberanía a la ONU en nombre del interés de construir un "orden internacional cooperativo" y, en su momento, un "gobierno global".
Bolton sostiene que al seguir ese rumbo Estados Unidos se debilitaría de forma deliberada para así consolidar a "organizaciones internacionales que han demostrado una y otra vez su ineficacia e ineptitud".
Más fundamentalmente, esto marcaría la ruptura histórica de la visión de la Constitución Americana que pone la base de su legitimidad en 'nosotros el pueblo' constituyendo la autoridad soberana de la nación".
Añade Bolton que emular el experimento ahora en curso en Europa, en el que las naciones "comparten" su soberanía incluso con los no ciudadanos, "por definición disminuirá el poder soberano del pueblo americano sobre su gobierno y sus propias vidas, el verdadero propósito por el que se escribió la Constitución. Esto es algo que los americanos se han resistido a hacer".
Pero ésa es la dirección que parece estamos tomando ahora. Bolton dice que solamente una "acción concertada" puede evitarlo. Y advierte Murray que la posibilidad de que "se cometa un daño irreversible al proyecto americano durante los próximos años es real".
"La deriva hacia el modelo europeo se puede retardar con pequeñas victorias parciales en cosas específicas de la legislación, pero sólo se puede retardar" agrega Murray. "Sólo se podrá detener cuando todos empecemos a hablar nuevamente del porqué Estados Unidos es excepcional y por qué es tan importante que Estados Unidos siga siendo excepcional. Eso requiere ver el proyecto americano nuevamente por lo que es: Una forma diferente de vivir juntos, una forma única entre las naciones de la Tierra e inconmensurablemente valiosa".
¿Hay un número suficiente de americanos que todavía crea eso? Dadas las fallas del sistema educativo de Estados Unidos, ¿será que la mayoría de americanos siquiera entiende la opción que está a punto de tomar? Y, si lo entienden, ¿cuántos están dispuestos a luchar para prevenir semejante contrarrevolución? Puede que no haya otras preguntas cuyas respuestas tengan mayor trascendencia en los años venideros.