Hace unos días, la administración Obama ha lanzado una serie de iniciativas de seguridad nacional: una nueva Revisión de la Postura Nuclear (Nuclear Posture Review o NPR por sus siglas en inglés), un nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), una nueva Estrategia de Seguridad Nacional (National Security Strategy o NSS por sus siglas en inglés) y esta semana la Cumbre de Seguridad Nuclear a la que asistieron más de 40 jefes de estado. ¿A qué nos lleva todo esto? Quizá son los esbozos de una doctrina Obama. Y ciertamente causa de preocupación.
Empecemos con START. Reduce las fuerzas estratégicas nucleares de Estados Unidos y Rusia alrededor de un 30%. La idea es dar ejemplo y enviar el mensaje de que un mundo sin armas nucleares es posible. Encantador panorama, pero ¿qué cree Ud. que será más probable: que los estados paria vean estas reducciones como algo cabal y sigan el ejemplo, o más bien las verán como una oportunidad y querrán aprovechar su suerte?
A START también se le escapa este detalle: El tamaño del arsenal nuclear de Estados Unidos les preocupa a los depredadores globales pero tranquiliza a los que buscan protegerse de ellos. En cuanto a las armas nucleares estratégicas de Rusia, aunque eran el foco de atención de la política americana durante la Guerra Fría, en la actualidad la amenaza crítica para la seguridad nacional y global son los islamistas fanáticos en Irán que están construyendo armas nucleares y el tirano fanático en Corea del Norte que ya las tiene.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos, China ha estado protegiendo a Pyongyang mientras que Rusia está apoyando activamente a Teherán. Tanto los gobernantes chinos como los rusos se oponen a sanciones estrictas que son el único medio no violento que nos queda para afectar el comportamiento de Irán. En el mejor de los casos, START es como el hombre que se fuma tranquilamente un pitillo en el salón sin prestar atención al fuego que consume el resto de la casa. Y ahora pasemos a la nueva Estrategia de Seguridad Nacional y veremos que han eliminado términos como "extremismo islámico". La semana pasada, el senador Joe Lieberman escribió una letra exhortando a la administración Obama "a identificar exactamente la fuente ideológica" de la amenaza contra Estados Unidos. "Esto no es honesto y francamente pienso que daña nuestras relaciones con el mundo musulmán" decía Lieberman a un programa dominical de televisión. "Es absolutamente orweliano y contraproducente para la lucha en la que estamos enfrascados".
Imagínese si el presidente Roosevelt hubiera decidido no hablar sobre el nazismo alemán, no fuera que se ofendieran los alemanes que no eran nazis, ni decir "fascismo italiano" ya que no todos los italianos eran fascistas y por supuesto que se hubiera mordido la lengua antes de mencionar el militarismo japonés… Ud. sabe a lo que me refiero.
Desde los días de Sun Tzu, los estrategas militares han puesto enfásis en la importancia de conocer al enemigo. Estados Unidos, Israel, la India y otras naciones libres están intentando defenderse contra regímenes y movimientos librando lo ellos denominan "yihad" y que justifican interpretando las escrituras islámicas. No reconocer esta realidad es peor que luchar con una mano amarrada a la espalda. Es como luchar con una venda en los ojos.
Pasemos a la Cumbre de Seguridad Nuclear de esta semana. Parece que ha habido pocos progresos en la consecución de la meta: Encontrar nuevas y mejores formas de acabar con las "armas nucleares sueltas", el plutonio de alto grado y el uranio que los terroristas podrían usar para montar bombas. Y la mayor parte de los líderes que se reunieron en Washington eligieron voluntariamente ignorar el problema más grave: que Irán y Corea del Norte simplemente pueden entregarles los dispositivos nucleares a los terroristas.
Y por último y quizá de menor relevancia es que la Revisión de la Postura Nuclear se compromete a que Estados Unidos no modernice su arsenal nuclear y sugiere que Estados Unidos podría decidir no usar sus envejecidas armas nucleares incluso contra un enemigo que nos ataque con armas biológicas o químicas. Semejantes decisiones en realidad representan un incentivo para que nuestros adversarios aceleren el desarrollo de capacidades ofensivas. Es claro que no hacen nada para consolidar la disuasión.
Y la disuasión, junto con la defensa, ha sido por mucho tiempo la base de la estrategia de la seguridad nacional de Estados Unidos. La disuasión conlleva persuadir a las potencias hostiles de que Estados Unidos no responderá de forma mesurada y "proporcional" sino que nos da mano libre para barrer el suelo con ellos.
A la defensa también se le está restando importancia. Por ejemplo, a la defensa antimisiles: El vicepresidente Joe Biden dijo la semana pasada: "Debido a los avances en capacidades convencionales y tecnologías como la defensa antimisiles, hoy necesitamos menos armas nucleares para disuadir a los adversarios y proteger a nuestros aliados que hace una década." Y el Secretario de Defensa Robert Gates dijo el fin de semana pasado en el programa Meet the Press de la cadena NBC que Estados Unidos necesita "más defensa antimisiles".
Pero el presidente Obama ha descartado el sistema antimisiles para Europa Oriental, redujo el número de interceptores terrestres previstos en Alaska y California de 44 a 30 (son la única protección para el territorio nacional contra misiles balísticos de largo alcance), recortó 1,500 millones de dólares del presupuesto de defensa antimisiles (curiosamente para luego reponer cerca de 600 millones) y nombró a Philip Coyle, contrario a la defensa antimisiles, como su más importante asesor para la defensa antimisiles.
Además, el nuevo START puede limitar nuestra capacidad de desplegar más defensa antimisiles. Los rusos apuntan a una cláusula en el preámbulo que dice: "las actuales armas estratégicas de defensa" no deben "minar la viabilidad y la eficacia de las armas estratégicas ofensivas". Eso parece implicar que la defensa antimisiles de Estados Unidos no debe proteger contra misiles rusos. Otros tratados que la administración Obama está negociando – por ejemplo el de Prevención de la Carrera Armamentística en el Espacio Exterior (PAROS, por sus siglas en inglés) – indudablemente restringiría el derecho de Estados Unidos a construir un sólido escudo de defensa antimisiles.
Ponga todas estas piezas juntas y el esbozo de una doctrina Obama comienza a tomar forma. Ésta podría resumirse de esta manera: No haga caso de las grandes amenazas y rodee las amenazas menos importantes en un velo de falsa unidad, pompa y circunstancia; hay que hablar sin cesar y portar un palo menguante. No sé por qué pero dudo que éste sea el cambio que la mayoría de americanos se esperaba.