En 2001, los monumentales Budas de Bamiyán del siglo VI fueron dinamitados por órdenes del mulá Mohamed Omar, el líder de los talibanes. Estados Unidos y otros gobiernos occidentales presentaron sus protestas. Los regentes islamistas de Afganistán hicieron oídos sordos.
En 2010, cerca de Bagdad, Al-Kifl, la tumba del profeta Ezequiel, está siendo profanada. En la tumba hay inscripciones en hebreo y una arca en la se exhibía una Torá hace siglos. La Autoridad de Antigüedades y Patrimonio Cultural de Irak, bajo presión de los islamistas, está borrando las palabras en hebreo, quitando los adornos hebreos y entre sus planes está la construcción de una mezquita encima de la tumba.
Hasta el momento, casi nadie ha protestado. Pero no se trata solamente de preguntarse dónde está la indignación general. La tendencia más marcada y alarmante es que en un número creciente de países con mayoría musulmana está emprendiendo una guerra contra minorías no musulmanas.
Allí donde ya se han "deshecho" de sus minorías no musulmanas, por ejemplo, en Afganistán e Irak, los ataques son contra la memoria. También tienen como objetivo a las minorías étnicas: El conflicto genocida contra los musulmanes negros de Darfur es solamente el ejemplo más infame.
Atemos cabos: Esta semana en Nigeria, jóvenes musulmanes prendieron fuego a una iglesia, matando a más de dos docenas de cristianos. En Egipto, los cristianos coptos han estado sufriendo una creciente persecusión; en este mes hubo un tiroteo desde un auto estacionado frente a una iglesia y se mató a 7 personas. En Pakistán, las iglesias cristianas fueron bombardeadas en Navidad. En Turquía, las autoridades han estado cerrando iglesias cristianas, monasterios y escuelas, y han estado confiscando propiedades de cristianos. Recientemente, las iglesias en Malasia también se han visto atacadas, provocadas por el siguiente agravio: Los cristianos en esas iglesias se referían a Dios como "Alá". ¡Cómo se atreven los infieles a utilizar el mismo nombre que los musulmanes tienen para el Todopoderoso!
Como respuesta ante todo esto, periodistas occidentales, académicos, diplomáticos y políticos mayormente hacen de la vista gorda y se amarran la lengua. Fingen que no hay cosas que contar, ni patologías sociales que documentar, ni acciones que tomar. Más bien se centran en el voto de Suiza contra los minaretes y en cualquier cosa que Israel pueda estar haciendo para evitar que los terroristas reivindiquen nuevas víctimas.
Sin duda alguna, muchos musulmanes desaprueban la persecución de los no musulmanes. Pero en los países de mayoría musulmana, cualquier musulmán oponiéndose abiertamente a los islamistas y sus proyectos corre el riesgo de ser tildado de apóstata. Y bajo la interpretación islamista de la Sharia, la ley islámica, los apóstatas merecen la muerte.
No hace mucho tiempo, el Gran Oriente Medio era una región variada. El Líbano había tenido una mayoría cristiana durante siglos, pero eso se acabó en los años 90 como resultado de años de guerra civil entre las comunidades religiosas y étnicas del país. La población cristiana de Turquía ha disminuido sustancialmente en estos últimos años. Los islamistas han expulsado a los cristianos de Belén y de otras partes de la Margen Occidental. Todos los cristianos han huido de Gaza desde que Hamás subió al poder.
Durante milenios ha habido comunidades judías en Oriente Medio. La historia de los judíos de Irán se remonta más de 2.700 años pero casi 8 de cada 10 judíos iraníes ya han emigrado desde la revolución islamista de 1979; solamente quedan unos 40.000 judíos en la zona.
Los judíos de lo que ahora es Arabia Saudita fueron exterminados cuando Mahoma y sus seguidores establecieron una nueva religión y empezaron a construir un nuevo imperio en el siglo VII D.C. Pero las comunidades judías sobrevivieron en otra parte hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando forzaron a los judíos a abandonar sus hogares en Irak (más de un cuarto de la población de Bagdad era judía), Libia, Argelia, Egipto, Siria, Marruecos, Túnez, Yemen y otros países.
En muchos casos, fueron expulsados por musulmanes furiosos por la creación del moderno estado de Israel. Pero, ¿no es extraño protestar por la creación de un refugio seguro y de una patria para los judíos convirtiendo a sus propios ciudadanos judíos en gente sin hogar y apátrida?
En 1947, Pakistán también se fundó como refugio seguro para los musulmanes indios que no querían ser gobernados por hindúes después de que los británicos se fueran del subcontinente. El fundador del país, Mohamed Alí Jinah, estaba decidido a que Pakistán tuviera una identidad islámica, tolerante con hindúes, sijs, cristianos, parsis y otros, que hacían casi el 20 por ciento de la población durante la época de la independencia.
No ha funcionado de esa manera y, como consecuencia, las minorías no musulmanas constituyen hoy solamente alrededor del 3 por ciento de la población de Pakistán. Por el contrario, los no hindúes constituyen casi el 20 por ciento de la población de la India, siendo los musulmanes la minoría más grande con un 13 por ciento.
Cuando atamos cabos, el resultado que emerge no es nada agradable: Un "mundo islámico" en el que con frecuencia se ve a los terroristas con indulgencia, a veces con respeto y de vez en cuando con reverencia, mientras que los grupos minoritarios se enfrentan a una mayor intolerancia, persecución y "limpieza religiosa"; incluso se borra su historia. En Occidente somos demasiado corteses, demasiado "políticamente correctos" y quizá demasiado cobardes para decir mucho sobre el tema.