Aquí tiene Ud. la historia moderna de Egipto en pocas palabras:
En los años 50 y 60, la nación era liderada por Gamal Abder Nasser, un socialista revolucionario que trató de unir el mundo de habla árabe. Fracasó. A la muerte de Nasser en 1970, le sucedió Anwar el-Sadat. Sadat rompió la vieja alianza egipcia con la Unión Soviética y buscó a Estados Unidos por respaldo y ayuda. En 1981, radicales islamistas lo asesinaron. Desde entonces y por espacio de un cuarto de siglo, Hosni Mubarak ha estado firmente a cargo. A diferencia de sus predecesores, él prometió estabilidad, no cambio. Sin embargo, cambio -- cambio histórico -- puede ser el legado que deje.
Se suponía que ese cambio empezaba esta semana con un referéndum nacional autorizando elecciones presidenciales multipartidistas por la primera vez en la historia de Egipto. Pero algunos grupos de oposición han rechazado airadamente el referéndum diciendo que éso no basta porque no va lo suficientemente lejos.
Si bien permitirá que se presenten candidatos de partidos políticos ya establecidos para las elecciones de Septiembre, no autoriza candidatos de grupos tales como la Hermandad Musulmana – que han estado implicados en el asesinato del ex Presidente Sadat. El miércoles, las manifestaciones anti-referéndum en Cairo se tornaron violentas. La mayoría de los informativos le echaban la culpa de los ataques contra los manifestantes a los grupos que apoyan al gobierno.
Una semana antes, el Primer Ministro egipcio Ahmed Nazif había estado en Washington hablando sobre las reformas de Mubarak al Presidente Bush y a otras personas más. Dijo que los que creen que el Presidente Mubarak sólo quiere mantenerse en el poder por todo el tiempo que sea posible, están equivocados. Y agregó que los que dicen que Mubarak está reformando el sistema por presiones del Presidente Bush también están equivocados.
Me dijo Nazif: “Hace unos años, Egipto tenía un sistema de partido único. De allí pasamos al sistema del partido dominante. Y ahora estamos en la transición al sistema multipartidista. En otras palabras: La democracia está en camino”.
Me admitió sin embargo que la oposición a Mubarak está fragmentada y que no será fácil que logren aglutinarse alrededor de un único candidato para el final del verano. Con respecto a la Hermandad Musulmana dijo que es una organización que busca el poder pero que francamente no está comprometida con el desarrollo del proceso democrático y sus instituciones.
En su reciente visita al Cairo, la Primera Dama Laura Bush elogió las reformas de Mubarak como “una medida muy audaz” pero también como “una medida pequeña”. Paradojicamente puede que haya acertado de lleno.
Si bien el compromiso de Mubarak con la liberalización y la democratización es totalmente nuevo, ésto abre una puerta que ha estado firmemente cerrada durante toda la historia moderna de Egipto. Pero su gobierno sigue dando señales contradictorias. Hace unos meses, una figura clave de la oposición, Ayman Nour, fue encarcelado. Ya ha sido puesto en libertad pero ahora tendrá que enfrentarse a cargos por falsificación. Él dice que ha sido falsamente incriminado. El gobierno dice que las evidencias hablarán por sí mismas.
El adversario más destacado de Mubarak debe ser el activista pro derechos humanos Saad Eddin Ibrahim que piensa presentarse a las presidenciales. Escribiendo en el periódico de Qatar Al-Raya (tal como lo traduce MEMRI), Ibrahim elogió a Mubarak, de 77 años, y le hizo un llamamiento para que acabase su carrera política por voluntad propia.
Afirmó que ya debería ser suficiente para Mubarak “que es el presidente de la república con más tiempo en el poder en la historia [moderna] de Egipto y es el gobernante [cuyo tiempo de permanencia en el poder] ostenta el tercer puesto en Egipto después de Ramsés II y Muhammad Alí en los últimos 5.000 años”.
“Nos apiadamos de él, por su salud, por su historia, por su familia, así como por piedad con nosotros mismos y por Egipto [le pedimos:] ‘No presente su candidatura [otra vez] oh, honorable Presidente'...”
Pero es casi seguro que Mubarak se presentará a las elecciones que él y Nazif han prometido que serán las más libres y justas que Egipto haya tenido alguna vez. Los jueces egipcios -- grupo que cada vez más hace valer su independencia – está pensando supervisarlas. Observadores internacionales podrían jugar un papel importante también, siempre y cuando Mubarak decida invitarlos.
La democracia está llegando ahora a Oriente Medio, predijo Nazif. Supo reconocer los méritos del Presidente Bush por crear “una tendencia, un nuevo ambiente” pero agregó que la mayoría de la gente de la región en realidad quiere líderes que ellos mismos puedan escoger, quiere libertad de expresión, libertad de culto, el imperio de la ley y la prosperidad que esas condiciones generan.
Si Mubarak ayuda a la introducción de tales cambios, la Historia lo recordará como el líder más importante de la historia moderna de Egipto.