4 años después que los terroristas masacraran a 3,000 americanos inocentes debería ser obvio que la “comunidad internacional” no permitiese que una nación que patrocina el terrorismo adquiera armas nucleares.
Pero no es tan obvio. Por el contrario, los regentes de Irán, que se adhieren una ideología apreciablemente no muy distinta a la de Osama bin Laden, se están acercando más que nunca a la posibilidad de conseguir sus propios misiles nucleares.
Y no se están dando el trabajo de disimular los usos que le quieren dar a esas armas. El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad ha amenazado infamemente con “borrar a Israel del mapa”.
Menos conocido: Promete “un mundo sin Estados Unidos”, agregando recientemente que tal objetivo es “alcanzable y sin duda que se puede conseguir”.
Los europeos que oyen semejantes declaraciones y piensan: “Oh, bueno, mala suerte para los israelíes y los americanos, pero no es mi problema”, necesitan pensárselo otra vez. “El mensaje de la revolución [islámica] es global”, Ahmadineyad también ha dicho: “Si Alá quiere, el islam conquistará qué? Conquistará todas las cumbres de las montañas del mundo”.
Hassan Abbassi, consejero de “inteligencia” del presidente iraní ha sido más específico: “Tenemos una estrategia diseñada para la destrucción de la civilización anglosajona” decía jactándose. “Debemos hacer uso de todo al alcance de nuestras manos para golpear ese frente usando nuestras operaciones suicidas o nuestros misiles”.
En respuesta a todo esto: No se ha hecho nada serio. Ahora parece que lo que el Ministro británico de Exteriores Jack Straw llama “la historia de ocultamiento y decepción” respecto a su programa nuclear finalmente será referida al Consejo de Seguridad de la ONU. Eso podría conllevar a sanciones económicas contra Irán.
O no. China y Rusia son miembros del Consejo de Seguridad y ambos disfrutan de lucrativos lazos comerciales con Irán. China depende de las importaciones de petróleo iraní. Rusia ha estado vendido durante mucho tiempo sus conocimientos especializados en materia nuclear a los teócratas iraníes.
“Si los rusos y los chinos, por razones que podrían ser abominables, no se unen a nosotros, entonces tendremos que entrar con (una coalición de países) voluntarios”.
El senador Bill Nelson, demócrata por Florida, está de acuerdo, arguyendo que la Administración necesita decirle a los del UE-3 (Gran Bretaña, Francia y Alemania) que “les ha llegado la hora de unirse a nosotros imponiéndole un dolor económico a Irán. Sanciones comerciales, congelar sus activos e imponer un embargo al petróleo refinado, algo que Irán importa, haría que los iraníes prestaran atención”.
Él propone que los diplomáticos americanos empiecen a persuadir a nuestros aliados europeos que si Irán no cambia inmediatamente de curso, retiren a sus embajadores de Teherán al mismo tiempo que mandan de paseo a sus homólogos iraníes.
Nelson también quiere que Estados Unidos insista con las autoridades libanesas para que desarmen a Hizbolá, la organización terrorista respaldada por iraníes y sirios que es segunda después de al Qaeda en el número de americanos que ha logrado asesinar. Hay un beneficio añadido: Un Hizbolá sin armas es un pre-requisito necesario para la completa soberanía y libertad del Líbano.
Nelson recomienda también que Estados Unidos haga todos los esfuerzos para cerrar al-Manar, el canal de televisión por satélite de Hizbolá, que emite para el mundo entero incitaciones al terrorismo día tras día. La razón por la que el Departamento del Tesoro americano no ha puesto aún a al-Manar en su lista de Organizaciones Terroristas Mundiales Especialmente Señaladas – lo cual ayudaría a cerrar el grifo de la financiación que los mantiene emitiendo — es un misterio.
Adoptar estas y otras medidas aislaría a Irán diplomáticamente, provocándole dolor económico y debilitando su principal poder terrorista transnacional.
Yo agregaría lo siguiente: Debería haber un esfuerzo importante para ayudar – de manera manifiesta, encubierta o ambas – a los disidentes por libertad de Irán en sus esfuerzos por provocar un cambio de gobierno.
Finalmente, las opciones militares – especialmente ésas dirigidas a destruir tantas instalaciones nucleares de Irán como sea posible – deben seguir en la mesa.
McCain apuntó que: “Decir que, bajo ninguna circunstancia, usaremos la opción militar, sería una locura”. Agregó que: “Sólo hay una cosa peor que Estados Unidos usando la opción militar: Un Irán con armas nucleares”.