Hace unos pocos meses, la izquierda pacifista se sentía muy importante. En los campus de todo el país, los catedráticos estaban recibiendo cartas pidiéndoles que guiarán a sus alumnos hacia “una nueva gran iniciativa de organización para acabar con la guerra en Irak – el verano de Irak”.
“Muchos de ustedes recordarán que el verano de Misisipi sirvió para aprobar las leyes de derechos civiles y el verano de Vietnam sirvió para acabar la guerra de Vietnam”, decía la carta. “El verano de Irak será la edición del siglo XXI de esos proyectos históricos”.
La carta explicaba que una coalición bajo el lema Americans Against Escalation in Iraq (Americanos contra la escalada en Irak, AAEI) en estrecha asociación con MoveOn.org, estaba preparándose “para desplegar a 110 organizadores a los distritos (sic) de republicanos clave en la Cámara de Representantes y el Senado que todavía siguen apoyando la desastrosa política del presidente en Irak. Su trabajo será ejecutar a principios de este otoño un programa nacional para ayudar a fracturar la base republicana atacando a elementos clave que estén apoyando la guerra... AAEI planea exigir que, a finales de agosto, cada republicano se vean forzados (sic) a “tomar una posición” – romper cualquier vínculo con la guerra de Bush”.
En mayo, el Washington Post informaba que se gastarían la friolera de 12 millones de dólares en una campaña de 3 meses con manifestaciones, llamadas telefónicas masivas a las oficinas del Congreso, anuncios en radio y televisión, además de otras formas de presión política, todas dirigidas por los mejores encuestadores y firmas de relaciones públicas. Thomas Matzzie, director de AAEI y director de la sede de Washington de MoveOn.org, dijo al Post: “Nuestro trabajo es centrarnos en republicanos. ¿Cómo podemos estimular ataques contra ellos?”
A finales de junio, el verano de Irak era visto como un monstruo devastador. Un servicio de noticias informó que: “Incluso los republicanos de mayor jerarquía han dicho que preven que para septiembre el presidente tenga que hacer ajustes en la estrategia de Irak porque no le queda de otra”.
¿Qué le salió mal a la izquierda en contra de la guerra? ¿Cómo terminaron más lejos de su objetivo que cuando comenzaron? ¿Por qué ahora es menos probable que se corten los fondos para la guerra o que se legisle un calendario de retirada, de lo que era antes que empezara el verano de Irak? ¿Por qué las encuestas están demostrando que pocos americanos están convencidos de que la derrota en Irak sea inevitable y más están diciendo que la nueva estrategia puesta en marcha por el general David Petreaus merece apoyo?
La razón principal es que Petraeus y sus tropas han hecho verdaderos progresos sobre el terreno iraquí. Trabajando estrechamente con los iraquíes, han destrozado la infraestructura iraquí de al-Qaeda y han comenzado a enfrentarse a los escuadrones de la muerte patrocinados por Irán.
Los testigos de este cambio incluyen a Michael O'Hanlon y Kenneth Pollack, académicos de la progresista Brookings Institution, dos de los más importantes periodistas del New York Times, John Burns y Michael Gordon, al igual que una serie de demócratas miembros del Congreso liderados por el congresista Brian Baird – que votó en contra de la intervención de Estados Unidos en Irak pero que se opone a una retirada precipitada ahora, en un momento en el que, según Baird, el éxito parece posible y las consecuencias de una retirada serían “catastróficas”.
Al progreso en Irak no se le ha dado la suficiente atención en la mayoría de los principales medios de comunicación. Pero la noticia se ha difundido en los medios alternativos: publicaciones de opinión, blogs y la radio hablada. Al mismo tiempo, los grupos que apoyan la misión de Petraeus y se oponen a la derrota de Estados Unidos en Irak – no sería simplemente la “derrota de Bush” – decidieron que no se iban a quedar sentados en sus terrazas mientras el verano de Irak calentaba el ambiente.
Venerables organizaciones como la Legión Americana y Veteranos de Guerras Extranjeras dieron claramente su opinión. Grupos jóvenes y llenos de energía como Veteranos por la Libertad y Familias Unidas por Nuestras Tropas y Su Misión se cercioraron de que los funcionarios electos recibieran no sólo noticias de manifestantes de extrema izquierda y de universitarios a sueldo de AAEI. A estos grupos se unieron otras entusiásticas organizaciones como Freedom’s Watch, Gathering of Eagles, Move America Forward, Concerned Women For America y American Values. Centenares de miembros de estos grupos se reunieron en Washington esta semana para concentrarse y abordar a sus congresistas.
Un detalle más: El movimiento pacifista cometió un error estratégico al tener como objetivo castigar en vez de persuadir; coaccionar e intimidar en vez de debatir. Esta estrategia alcanzó su cenit – o mejor dicho su nadir - con el anuncio a toda página de MoveOn.org acusando al general Petraeus de “traicionar” a su país por atreverse a decir que es preferible seguir luchando contra al-Qaeda y las milicias patrocinadas por Irán que entregar Irak a esos enemigos de Estados Unidos.
Al final, el anuncio le ha hecho mucho más daño a MoveOn.org que a Petraeus. Y forzó a que los aliados demócratas de la organización en el Congreso fuesen los que tuvieran que “tomar una posición” – o bien denunciar la calumnia de MoveOn.org, o si no tener que avalar el macartismo de izquierda. Como ya sabrá Ud. a estas alturas, sólo hubo alguno que otro perfil de coraje.