En la película "La guerra de Charlie Wilson", la rica y atractiva activista política Joanne Herring le pregunta al epónimo congresista de Tejas: "¿Porqué el Congreso dice una cosa pero no hace nada?" Poniendo cara de póker, Wilson le contesta: "Bueno, más que nada por tradición".
Por tanto, cuando el Congreso rompe con la tradición diciendo y luego haciendo algo audaz y consistente, eso no puede perderse en el anonimato.
La semana pasada, en una rara exhibición de bipartidismo, el Congreso de Estados Unidos aprobó la legislación que impone duras sanciones al régimen islamista que gobierna Irán. En el Senado, la votación fue de 99 a 0 – no fue 100 debido al fallecimiento del senador Robert Byrd el día lunes. En la Cámara de Representantes, la votación fue avasalladora: 408 a 8 y 17 miembros no votaron.
También esto fue inusual: La legislación salió fortalecida del comité de conferencia al que acuden los miembros del Senado y de la Cámara de Representantes a "reconciliar" sus leyes para que se fusionen y de allí salga un único documento. Generalmente, las leyes pierden fuerza en la conferencia ya que los miembros suelen ceder en busca del común denominador. Pero, esta vez, los legisladores no dejaron lugar a lagunas jurídicas y más bien endurecieron legisltivamente el producto final.
El siguiente paso: Hace falta que el presidente Obama firme esta ley (se espera que lo haga) y que después la ejecute enérgicamente (esto ya es menos seguro). Los iraníes comunes y corrientes no verán cortado el flujo de alimentos o medicinas debido a las sanciones. Éstas tienen por objetivo la riqueza petrolífera y de gas natural de Irán – la savia del régimen – y reducir el flujo de gasolina a Irán. Aunque Irán está entre los principales productores de petróleo del mundo, necesita importar grandes cantidades de gasolina porque sus líderes han construido centrifugadoras utilizadas en el enriquecimiento de uranio para bombas nucleares en lugar de construir refinerías para producir el combustible necesario para automóviles y camiones.
El presidente americano haría bien si se dirigiera al pueblo iraní y le pusiera muy en claro que, incluso aunque se le imponga este castigo a Irán, Obama espera con los brazos abiertos a líderes iraníes que no busquen partírselos en el intento.
¿Lograrán unas sanciones aplicadas seriamente que el régimen cambie su comportamiento o provocarán que los iraníes cambien de régimen? Nadie lo sabe. Pero lo que sí podemos afirmar con certeza es que se trata del último medio pacífico para lograrlo; es la única forma que queda, antes de la fuerza militar, para hacer algo con los déspotas iraníes que están oprimiendo duramente a la población de su país, patrocinando terroristas en el extranjero, facilitando la matanza de americanos en Irak y Afganistán, construyendo armas nucleares y misiles para usarlos, amenazando con el genocidio a Israel, aliándose con los enemigos de Estados Unidos en América Latina y asegurando que "un mundo sin Estados Unidos… es factible". Es, sin lugar a duda, la amenaza más seria a la seguridad nacional del siglo XXI. La pasividad y el apaciguamiento no deberían ser una opción.
Otra cosa sorprendente también ha ocurrido en estos días: El Congreso está restituyendo fondos a la defensa antimisiles. Recordará que, durante su campaña presidencial, Obama prometió recortar la defensa antimisiles en 10 mil millones de dólares – un porcentaje algo grande del total que, en ese momento, era de unos 9 mil millones. En su primer año en el cargo, se recortó 1.2 mil millones y parecía que la defensa antimisiles era vista como un salami que, año tras año, sería rebanado repetidas veces.
Pero el 4 de junio, el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado votó a favor de aumentar el gasto de la defensa antimisiles. El Comité agregó 363 millones de dólares al presupuesto de defensa antimisiles del año fiscal 2011. La Cámara de Representantes aprobó enmiendas similares. La ley de autorización de defensa nacional del año fiscal 2011 está actualmente en el calendario del Senado aguardando el voto del pleno del Senado. Una vez que el Congreso apruebe la versión final, esta financiación adicional, en combinación con la petición presupuestaria de Obama de 9.9 mil millones, se traducirá en un gasto total para defensa de 10.3 mil millones de dólares – más o menos al mismo nivel que durante la presidencia de Bush.
Eso representa progreso, aunque no sea lo que los partidarios de la defensa antimisiles creen que se necesita urgentemente: un sistema integral capaz de evitar que cualquier misil enemigo alcance su objetivo. Ése era el sueño del presidente Reagan en un momento en el que aún no existía la tecnología para lograrlo. Pero ahora ya existe. Mientras la amenaza de Irán y Corea del Norte crece, el caso a favor de que esperemos simplemente pierde fuerza.
Una cosa más: El presidente Obama ha llamado al general David Petraeus para que se encargue del conflicto en Afganistán. Claro que Petraeus es el soldado que el presidente Bush escogió para Irak cuando la batalla en ese frente parecía del todo perdida. Petraeus contaba con un fuerte apoyo republicano en ese entonces y ahora contará con el fuerte apoyo de republicanos y demócratas moderados. Probablemente, grupos de extrema izquierda como MoveOn.org no acusarán esta vez de "traición" al comandante por negarse a aceptar la derrota – como tan infamemente hicieron en 2007.
Lo que me recuerda la escena cuando Charlie Wilson le pregunta a Gust Avrakotos, el desaliñado agente de la CIA: "¿Cuál es estrategia de Estados Unidos en Afganistán?" A lo que Avrakotos contesta: "Estrictamente hablando, no tenemos una. Pero estamos trabajando en ello". Wilson inquiere: "¿Quiénes componen el "nosotros"? Y Avrakotos contesta: "Yo y tres colegas más".
Si Obama ahora asigna a tres colegas más en los que Petraeus confíe el lado diplomático y les dé tiempo y recursos adecuados, las probabilidades de éxito en Afganistán – y Pakistán así como en la guerra más amplia contra el terrorismo – serán mucho más altas en los días venideros.