Hace mucho tiempo ya que los regentes de Irán han adoptado la impecable lógica de Stalin: "La gente que vota no decide unas elecciones sino la gente que cuenta los votos".
Por tanto, hace un año este mes, ellos organizaron unas elecciones y falsificaron impunemente los resultados. Los iraníes protestaron y fueron reprimidos brutalmente. Una víctima se hizo famosa en todo el mundo: Neda Agha-Soltan. El 20 de junio de 2009, en una manifestación contra el régimen, le dispararon en el pecho. Poco después, los manifestantes bajaron a un hombre de su motocicleta, lo desarmaron y lo identificaron como un Basij, miembro de una milicia que se especializa en aplastar la disidencia antigubernamental. Se dice que gritó: "¡No quise matarla!"
No tardaron mucho en aparecer los vídeos caseros del incidente en Internet. La cara de Neda, hermosa incluso cuando yacía mobibunda en una calle polvorienta, se convirtió en la personificación de la rebelión del pueblo contra los regentes clericales que llegaron al poder gracias al ayatola Jomeini en 1979. Su sucesor, el ayatolá Alí Jamenei, se ha aferrado al poder durante los últimos 12 meses autorizando la matanza, tortura, violación y el encarcelamiento de miles de iraníes. Pero Jamenei y el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad aprendieron algo de Neda: Se han esforzado mucho para mantener historias como la de Neda fuera del dominio público evitando así que se documenten y se publiciten. Y, en general, la "comunidad internacional" les ha colaborado mucho con la tarea.
Por tanto, mi enhorabuena a Amnistía Internacional por haber publicado recientemente From Protest to Prison (De la protesta a la prisión), un informe sobre las atrocidades que continúan ocurriendo dentro de Irán.
El informe observa que: "Un año después de las elecciones presidenciales celebradas en junio de 2009, los iraníes que quieren criticar al gobierno o protestar contra las crecientes violaciones de los derechos humanos se enfrentan a una mordaza cada vez más grande mientras las autoridades y los tenebrosos servicios de inteligencia – conmocionados hasta el tuétano por los acontecimientos – consolidan su poder en el país e intensifican la represión que lleva años reinando".
Katie Allen, directora de Amnistía Internacional en Gran Bretaña, escribe que el régimen ha extendido sus tentáculos no solamente para controlar a los "activistas de derechos humanos" sino también "a estudiantes, activistas feministas, académicos, antiguos presos políticos y sus familiares, miembros de las minorías étnicas y religiosas de Irán, sindicalistas y abogados que han defendido a detenidos políticos".
El informe de Amnistía – que ha recibido escasa atención de los medios y en los pasillos del poder político – indica que las autoridades en Teherán
"han criminalizado el contacto con más de 60 instituciones extranjeras, medios de comunicación y ONGs…. Han continuado cerrando periódicos con la excusa de que han traspasado las eternamente fluctuantes "líneas rojas" de lo que consideran ser aceptable. Filtran o bloquean páginas web y servicios de correo electrónico y la policía ha advertido que los mensajes SMS están siendo controlados. Han despedido a muchos catedráticos y personal universitario con la excusa de que no tienen la suficiente "fe" en la república islámica. Hay renovados esfuerzos para aplicar códigos de "moralidad" en lo referente a la vestimenta y la segregación de sexos… Han hecho numerosas declaraciones amenazantes y han ejecutado a presos políticos para dejar absolutamente claro que aquellos expresando cualquier forma de disidencia – oral, escrita o por asistir a las manifestaciones – se tendrán que enfrentar a las penas más duras".
Entre los casos citados en el informe: Una mujer cuya casa fue "registrada" y a la que le quitaron a su hijo. Durante meses, intentó localizar al niño. Entonces la arrestaron, la enjuiciaron y la condenaron a muerte. Una mujer violada por funcionarios del gobierno recordaba en particular que estaban sucios y que se burlaban de ella. "Aunque vieron que era vírgen, me acusaron de prostituta y me forzaron a firmar una declaración en la que declaraba que lo era… Me rompieron los dientes delanteros y me desencajaron un hombro; destruyeron mi condición de mujer". Un estudiante noruego vio cómo Basiji le metían una porra de policía en la boca a una manifestante, una chica que "gritaba de dolor". Y añadía: "Había un pequeño bus incendiándose y los pasajeros estaban tratando de salir. Cuando lo hacían, les disparaban. Algunos nunca salieron".
En cuanto a Neda, las autoridades denegaron el permiso para que pudiera tener un entierro propiamente dicho y prohibieron que se rezara colectivamente por ella. Han amenazado a su familia. Un diplomático iraní sugirió que la CIA fue responsable de su muerte. Un alto funcionario del gobierno dijo que los manifestantes fueron los que probablemente la mataron para así poder usarlo como "propaganda contra el sistema". La televisión estatal iraní pintó la muerte de Neda como una conspiración occidental que había sido simulada en los vídeos. En noviembre, los partidarios del régimen profanaron su tumba. En diciembre, la emprendieron a balazos contra su foto en la tumba.
Y uno se pregunta: Cuando los líderes de Turquía y Brasil decidieron ayudar a los líderes de Irán para que puedan sortear las sanciones dirigidas a evitar que adquieran armas nucleares, ¿tomaron en consideración algo de esto? Y los ejecutivos europeos que ganan toneladas de dinero haciendo negocios con Irán, ¿lo toman en consideración?
Stalin dijo: "Una muerte es una tragedia, un millón es una estadística". Al destacar incluso una pequeña cantidad de casos individuales, el informe de Amnistía comienza a revelar esas estadísticas no solamente como tragedias sino como crímenes cometidos por el que ahora es el régimen criminal más peligroso del mundo. Para el Congreso, la administración Obama y aquellos en Europa que todavía siguen sopesando si tomar medidas serias en respuesta a la amenaza iraní, este informe de Amnistía Internacional debería ser de lectura obligatoria.