El titular de la CNN era "¡Cheney al ataque!" El corresponsal Tom Foreman comentaba que "incluso en el actual mundo implacable de Washington, se trataba de un ataque marcadamente mordaz del ex vicepresidente apenas a unas semanas del inicio de la presidencia de Obama".
¿Y cómo había expresado el ex vicepresidente su mítica belicosidad esta vez? En una entrevista con Politico.com, Cheney advertía que existe una "gran probabilidad" de que en los próximos años, los terroristas intenten utilizar un arma nuclear o biológica para masacrar americanos.
Cheney dijo que estaba preocupado ya que la administración Obama podría desestimar algunas de las políticas que han significado la derrota de tales tentativas desde el 11 de septiembre de 2001. Y siguió diciendo que: "Cuando tenemos gente más preocupada por leerle sus derechos a un terrorista de al-Qaeda que en proteger a Estados Unidos de gente absolutamente comprometida a hacer cualquier cosa que pueda para matar americanos, entonces me entra la preocupación".
Los invitados al programa de la CNN pensaron que ése había sido un comentario indignante (con una sola excepción: La mía). ¿Quién insistiría realmente en leerle sus derechos a los terroristas? Pero un titular de primera plana en el Washington Post anunciaba recientemente: "La guerra contra el terrorismo de Bush llega a un abrupto final". Si no hay guerra, los sospechosos de terrorismo no pueden ser "combatientes enemigos ilegales"; deberían ser tratados más bien como sospechosos con procedimientos de la justicia penal. Estos sospechosos legalmente tienen el derecho de que les lea su "Miranda" – se les debe informar, por ejemplo, que tienen "derecho a guardar silencio". ¿Sobre qué base podría hacerse una excepción?
Ése no fue el único flanco por el que Cheney "atacó". También dijo que estaba preocupado por la decisión de Obama de cerrar el centro de detenciones en Guantánamo. Dijo que los que están encarcelados allí, "son gente maligna". Y citó informes de inteligencia que revelaban que por lo menos 61 de los detenidos en Guantánamo puestos en libertad durante la administración Bush "han regresado nuevamente al negocio del terrorismo".
Podría haber agregado que 11 de los 85 individuos en Guantánamo, ahora en la lista de los más buscados en Arabia Saudita, también han sido puestos en libertad. Se les envió a casa donde las autoridades sauditas los sometieron a un programa de rehabilitación antiyihadista – sin éxito como ahora se ve.
Además, Walid Phares, distinguido miembro de la fundación que presido, la Fundación por la Defensa de las Democracias, informa que en los chats islamistas de la red se ha estado hablando de las esperadas puestas en libertad de los presos de Guantánamo por Obama, prediciendo que "no sólo serán bien recibidos y se convertirán en héroes sino que serán los líderes de la yihad (al-Qaeda y otros) contra Estados Unidos, Occidente y los moderados en la región".
El hombre que Político.com denomina como "el vicepresidente indiscutiblemente más polémico de la historia", concluye con esto: "Estados Unidos no necesita tanto ser querido sino que necesita que se le respete. A veces, eso requiere tomar medidas que son controvertidas. No estoy en absoluto seguro de que eso sea lo que la administración Obama piense".
¿Se puede poner esto más chocantemente descarnado aún? ¿Sorprende a alguien que, como Politico.com dice, "Muchos de los principales actores demócratas en los campos del derecho y seguridad nacional desde hace mucho han visto a Cheney como un hombre desquiciado por sus miedos"?
A la luz de todo esto, vale la pena hacer notar que el presidente Obama se ha dado por lo menos un año de plazo para pensar en cómo cerrar Guantánamo. Eso sugiere que el presidente es consciente de que ni la puesta en libertad de los detenidos en el extranjero ni traerlos a Estados Unidos es la solución ideal. También se está tomando su tiempo, de hecho varios meses, para estudiar el uso de las comisiones militares como alternativa a enjuiciar a los terroristas en cortes civiles.
En relación con los interrogatorios, la administración Obama ha eliminado la tortura. Pero también lo hizo la administración Bush. La pregunta es: ¿Cómo define Ud. la tortura? A Obama todavía le queda por decidir si todos los métodos que implican estrés y coacción – no solamente la tabla de agua – deben prohibirse en todos los casos, incluso en aquellos donde hay terroristas que se cree poseen información vital sobre ataques inminentes.
Marc Thiessen, que sirvió en la Casa Blanca de Bush y en el Departamento de Defensa, se ha mantenido firme en la opinión de que los interrogatorios coercitivos han sido "clave para evitar que al-Qaeda estrellase aviones contra la Torre de la Biblioteca (Library Tower) en Los Ángeles, el aeropuerto de Heathrow, Canary Warf en Londres y la voladura de edificios de viviendas en Chicago, entre otras tramas". Cheney le dijo a Politico.com que la evidencia finalmente se hará pública estableciendo de forma incuestionable tales conexiones.
La administración Obama no tiene planes actualmente para terminar con la práctica de la rendición extraordinaria – una práctica utilizada durante la administración Clinton/Gore (sin protestas que yo pueda recordar) antes de ser adoptada por Bush y Cheney (con críticos de la administración escandalizados y una película de Hollywood que expone la vileza de la práctica). De hecho, el Departamento de Justicia de Obama ha defendido la afirmación de la administración Bush acerca de la inmunidad de los secretos de Estado en un caso de rendición extraordinaria en el Noveno Circuito.
Al final, Obama puede tomar decisiones imprudentes, en realidad mortales, sobre todas estas políticas como teme Cheney. Pero como senador, Obama votó a favor de devolver a las agencias de inteligencia de Estados Unidos "el poder de escuchar las conversaciones de sospechosos terroristas en el extranjero – después de oponerse en un principio a esta ley junto a la Presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, quien durante 4 meses bloqueó la votación de miembros de la Cámara.
Desde entonces, la Corte de Revisión de Vigilancia de Inteligencia Extranjera – la corte federal de apelaciones creada para dar su veredicto sobre temas que implican la vigilancia de la seguridad nacional –ha reafirmado que el requisito de la Cuarta Enmienda de necesitar una orden judicial para las escuchas no es aplicable a recopilar datos de inteligencia extranjeros, incluso si esa inteligencia implica a americanos.
El ex vicepresidente no habló sobre todos estos temas en su entrevista con Politico.com. Quizás ya había decidido que hacerlo sería visto por sus críticos como pasarse de la raya e ir de un simple ataque a un reacción desenfrenada más propia de los bárbaros.