Hace 100 años, los americanos podían usar máquinas de escribir, telégrafos y teléfonos primitivos. Hoy los americanos tienen computadoras, Internet, celulares, televisión y radio por satélite, DVDs, iPODs, correo electrónico y mensajería instantánea.
Hace 100 años, los americanos podían tener carros con motores de combustión interna a gasolina. Hoy, los americanos tienen carros con motores de combustión interna a gasolina.
¿Ve Ud. el problema?
Por mucho tiempo, los productos derivados del petróleo han disfrutado de un monopolio porque el petróleo ha sido barato y sencillo de conseguir. Pero se está poniendo menos barato y los americanos deberían comenzar a preocuparse por estar enviando miles de millones de dólares a rincones de la Tierra donde el terrorismo se enseña y se practica.
Para resolver este dilema, podemos invertir en un nuevo Proyecto Manhattan. Si juntamos a los científicos más listos y les damos una tonelada de dinero, ¿podrían desarrollar un automóvil que pudiese funcionar no sólo con gasolina sino con combustibles que no tengan como base el petróleo?
Boletín de noticias: La tecnología para que los carros funcionen con combustibles alternativos ya existe. El costo: Menos de 150 dólares por vehículo. Si el gobierno diese incentivos fiscales – para fabricantes, motoristas, quizá para ambos -- podríamos tener pronto millones de Vehículos de Combustible Flexible (VCF) en las carreteras.
¿Qué combustibles no petroleros podrían usarse en esos vehículos? Ese problema se resolvería solo. Una vez que hubiera un número suficiente de VCFs en la carretera, los empresarios encontrarían la forma de ganar dinero produciendo combustibles alternativos que costaran lo mismo o menos que la gasolina.
Las investigaciones ya han establecido que esos combustibles pueden fabricarse a partir de hierbas silvestres, carbón (licuado), biomasa (basura) y muchos otros materiales. Sólo se necesita un mercado lo suficientemente grande como para que la producción comercial sea una inversión potencialmente rentable.
Hoy en día, en Brasil, los carros funcionan con alcohol hecho de caña de azúcar. Tomemos en consideración cuántos países del Tercer Mundo podrían producir combustibles similares si los pudiesen vender a deseosos consumidores en Estados Unidos. La pérdida de Arabia Saudita podría ser el beneficio de Haití.
¿Quiere acelerar la transición de la dependencia petrolera aún más rápidamente? Una vez que tenga los VCFs en la carretera, se le podría dar ventaja a los combustibles no petroleros tradicionales gravándolos menos – o no gravándolos – digamos, por espacio de 10 años y sin aplicar aranceles a los combustibles alternativos que vengan del extranjero.
¿Cómo distribuir estos nuevos combustibles? Aquí tienen una loca idea: Deberían estar disponibles en estaciones de servicio. Los surtidores nuevos cuestan unos 60,000 dólares. Si el gobierno da incentivos fiscales o préstamos de bajo interés, ¿no cree Ud. que los pequeños empresarios aprovecharían la oportunidad?
Hay otras tecnologías que podemos y debemos promocionar, por cuestión de seguridad nacional. Los carros híbridos que usan baterías para viajes cortos se están vendiendo muy bien. Una enorme mejora serían los híbridos enchufables que pudieran recargarse usando una toma de corriente estándar. Ya que menos del 2% de la electricidad americana se genera con petróleo, los híbridos enchufables permitirían a los conductores de ciudad y a los que tienen largos recorridos al trabajo poder viajar menos de 40 millas al día sin usar en absoluto gasolina. Equipados también como VCFs, tampoco necesitarían usar gasolina para largos viajes.
Ideas como éstas ya han sido desarrolladas por el Institute for the Analysis of Global Security (www.iags.org), un pequeño pero creativo centro de análisis y por Set America Free ( Líberemos a Estados Unidos) (www.setamericafree.org) al que el ex director de la CIA, James Woolsey, llama “una coalición de abrazaárboles, bienechores, granjeros, halcones y evangélicos”.
El asunto es éste: Hagan los VCFs y los combustibles llegarán. Dejen que florezcan 100 flores – incluyendo hierbas y hierbajos; transfórmenlos en combustibles que puedan ser competitivos – no reemplazar sino competir – con la gasolina. Respecto a qué combustibles no fósiles ganarán o perderán, no es asunto que deba decidir el gobierno. Ése es el trabajo de empresarios y consumidores.
Se han presentado proyectos de ley basados en el plan de Set America Free para seguridad energética ante la Cámara y el Senado: H.R. 4409 y S.2025. ¿Quién puede oponerse a semejante progreso? Un ejército de grupos de interés que se benefician del statu quo. Estos grupos pelearán como leones por mantener su cuota del mercado de petróleo y para mantener las ventajas fiscales y arancelarias de las que hoy disfrutan.
¿Es demasiado pedir que una cantidad importante de políticos de ambos lados del espectro den el paso adelante, rompan el monopolio del petróleo, reduzcan la dependencia americana de energía extranjera y nos permitan dejar de patrocinar a ambos lados en la guerra contra el terrorismo?
No tenemos otros 100 años para esperar.