¡Hagan juego! Hace más de 4 años, los terroristas pasaron desapercibidos para los servicios de inteligencia americanos, eludieron a las fuerzas del orden y masacraron a miles de americanos en territorio americano.
¿Cómo es que no han logrado volver a golpearnos en casa? Quién sabe... Quizá no sea nada de lo que hayamos hecho. Será pura suerte. Quizá nos dure la suerte. Así es que vamos a jugárnosla, ¿sí?
Claro que hay una posibilidad que una de las razones por la que no nos han podido golpear últimamente sea la Ley Patriot*, la iniciativa legislativa más grande de la era post 11 de Septiembre. Demolió el muro que había evitado que los servicios de inteligencia y las fuerzas del orden pudiesen ver – menos aún conectar – las piezas del rompecabezas. Permitió que las fuerzas del orden puedan utilizar contra el terrorismo las mismas armas que se usan contra el crimen organizado. Pero, ¿no está Ud. más preocupado de lo que hacen los usureros que los terroristas? Las decisiones políticas de Washington deberían ser un reflejo de nuestras prioridades.
Los críticos de la Ley Patriot arguyen que ésta podría llevarnos – en algún punto de nuestra rodada cuesta abajo -- a que algún agente fisgón del FBI descubriese que Ud. ha estado sacando de la biblioteca del barrio novelitas rosa Harlequin. Uno debe suponer que fue por esa siniestra probabilidad en mente que el líder de la minoría en el Senado, Harry Reid, declaró muy orgulloso la semana pasada: “¡Hemos matado la Ley Patriot!”
Gracias a las filtraciones de información secreta hechas por el New York Times, también sabemos ahora que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) ha estado siguiendole los pasos a las comunicaciones de al-Qaeda con americanos. Pero, ¡¿cómo se atreve la NSA a ponerse a escuchar las llamadas de otra persona?! ¡¿Cómo se atreve el Presidente a autorizar semejante espionaje sin primero demostrar “causa probable” de que los americanos contactados son terroristas?! ¡Qué vergüenza pasaríamos si todo lo que hubiese escuchado la NSA fuese nada más que una conversación entre un operativo de al-Qaeda y su agente de bolsa en Nueva York diciéndole que venda los futuros del petróleo! ¿Eso es asunto nuestro?
También: Los últimos años, lento pero seguro, hemos estado capturando terroristas y sacándoles toda la información sobre la organización de su negocio letal. Algunas personas tienen dudas sobre si estas prácticas han dado resultado produciendo información valiosa. Probablemente tienen razón, ¿no cree Ud.?
De modo que el Congreso aprobará una ley – y el Presidente la firmará – prohibiendo no sólo el uso de la tortura -- algo que ya es ilegal – sino de cualquier cosa que pudiese considerarse “degradante” para un terrorista. En el futuro, no forzaremos a los terroristas, sólo les pediremos cortésmente que cooperen. Y ellos lo harán con toda la bondad que guardan en su corazón. Tal y como lo ha hecho Saddam Hussein, pero si sólo hay que ver lo diligente que ha sido ayudándonos a saber qué hizo con todas sus armas de destrucción masiva.
También deberíamos retirarnos de Irak tan pronto como sea posible. Henry Kissinger dice que esa derrota “haría que se desvaneciese la credibilidad de Estados Unidos en el mundo entero. ... La tregua de los esfuerzos militares sería corta antes de que una crisis mucho más grave aún descendiera sobre nosotros”. Pero Cindy Sheehan lo ve de otra manera. Podríamos lanzar una moneda al aire.
Y finalmente, es hora de preguntarnos: ¿Qué estaba mal con las políticas que teníamos antes del 11 de Septiembre de 2005? El terrorismo no era un gran problema por esos días. Claro que hubo ataques contra americanos en el Líbano, Kenia, Tanzania, Arabia Saudita y a las afueras de las costas de Yemen. Pero Ud. está dispuesto a aceptar ese nivel de terrorismo indefinidamente, ¿verdad?
Y después del primer atentado contra el World Trade Center en 1993, los servicios de inteligencia y los oficiales de las fuerzas del orden, usando todas las armas que tenían a su disposición, fueron tan efectivos que a los terroristas les tomó casi una década poder acabar el trabajo que habían empezado reduciendo las Torres Gemelas a escombros. ¿Qué más se puede pedir?
Asesinaron a una media docena de personas en el atentado de 1993. En 2001, incineraron o enterraron a casi 3.000. Si tomamos todas las precauciones del pasado, podemos anticipar que será así la próxima vez – bueno, haga sus sumas y verá. El asunto es que Ud. prefiere perder una ciudad o dos en lugar de tener a nuestros amigos en Europa pensando que somos una cuadrilla de vaqueros, ¿verdad?
Aún si aceptamos la premisa de que nuestras políticas de contraterrorismo anteriores fallaron, ¿es eso motivo para abandonar esas políticas hiriendo los sentimientos de todos aquellos que las idearon e implementaron?
Si nos deshacemos de la Ley Patriot, si dejamos de tener como objetivo a los terroristas en el extranjero y dejamos de forzar a los que capturamos para que hablen, si se lo hacemos más difícil a nuestros espías para que investiguen, si nos retiramos de Irak dejando el campo de batalla a los correligionarios de Saddam Hussein y de al-Qaeda, seguro que nos estaremos arriesgando un poquito.
Pero, ¿no es eso lo que nuestros líderes quieren hacer? De veras, ¿qué tenemos que perder?
* Nota de traducción: Patriot: Es un acrónimo con el que se hace un juego de palabras. PATRIOT significa "Providing Appropriate Tools Required to Intercept and Obstruct Terrorism" (Proporcionar herramientas adecuadas para interceptar y obstaculizar el terrorismo).