No existe nada semejante a un terrorista suicida con experiencia.
Este detalle parece que se le ha escapado a la CIA. Hace unos días un informe secreto de la CIA fue filtrado a los medios. Exponía la aterradora “valoración” que los terroristas en Irak están desarrollando mayores habilidades que aquellos que aprendieron su oficio en Afganistán bajo el régimen talibán-Al Qaeda en los años 90.
Reflexionemos: El arma más efectiva que los terroristas usan en Irak es el terrorista suicida. Sin duda alguna, es raro el terrorista suicida que mejore su prestación misión tras misión.
¿Qué otras habilidades están perfeccionando los terroristas en Irak? Están montando “Dispositivos Explosivos Improvisados”. ¿Hay alguien que de verdad se crea que las prácticas de aprendizaje de los dispositivos explosivos improvisados en un sótano de Faluya sean más enriquecedoras que lo que solían aprender en Kandahar en los días cuando Osama Bin Laden era residente de la zona?
En el tema de secuestros y de rehenes, concedamos que esas habilidades probablemente pueden ser mejor adquiridas con la práctica que con clases de pizarra. Pero ahora sabemos que muchos de los raptos en Irak son llevados a cabo por criminales no ideológicos que luego venden a sus víctimas al mejor postor. Cortarle el cuello a los rehenes que es lo que generalmente prosigue es una competencia que seguramente puede ser perfeccionada en una gran variedad de situaciones.
No está muy claro en qué se basa la CIA para poder comparar la pericia de los terroristas que están aprendiendo su oficio en Irak con aquellos que lo estudiaron en los años 90 con sus maestros de Al Qaeda en Afganistán. ¿Y qué vara de medir usan los analistas de la CIA para medir las habilidades de aquellos que estudiaron terrorismo en Salman Pak, el campo de entrenamiento iraquí mantenido por Sadam Hussein y cuyo fin era, según el mismo Sadam, posibilitar que terroristas iraquíes y extranjeros “impactaran contra objetivos americanos”?
Durante el régimen de Sadam, los terroristas también se entrenaban en el campo de Ansar al-Islam al noreste de Irak. ¿Sabe acaso la CIA cuán efectivos eran estos programas usados por ese grupo que tiene vínculos con los mulás iraníes y que funcionarios de la administración también han ligado a Al Qaeda?
Sería muy útil saber por qué ciertos oficiales de la CIA decidieron filtrar este informe clasificado. ¿La respuesta podría ser que el informe refuerza a aquellos que dentro de la agencia han sostenido que el enfoque de EEUU al terrorismo debería ser que dejemos el camino libre a los terroristas con la esperanza que así nos dejen ellos en paz a nosotros? (El más famoso defensor de esta teoría es el analista de la CIA Michael Scheuer más conocido como Anónimo...) Quizá tenga algo que ver con ese estar a la defensiva y lo delicado del hecho que la CIA sabía muy poquito – e hizo aún menos – con el entrenamiento de terroristas por Sadam o Bin Laden en los 90, un período en el que hubieron múltiples ataques contra americanos, un período en el que estaba en marcha la planificación de lo que se convertiría en la atrocidad terrorista más devastadora en la historia americana. El informe de la CIA predice que cuando la guerra de Irak acabe, los terroristas se dispersarán hacia países árabes, Europa y Estados Unidos. Se supone que los terroristas que logremos matar o capturar en Irak no se moverán con tanta libertad.
Una de las más grandes misiones de la CIA es robar secretos. Pero la principal agencia de espías de América sabía poquito de lo que estaba pasando en el Kremlin antes que la Unión Soviética colapsara. Fracasó en penetrar el régimen de Sadam o el de los mulás en Irán. No tiene activos dentro de los talibanes, Al Qaeda o Hizbolá.
Además que no buscan exhaustivamente los secretos de los otros, la CIA se ha suscrito a eso de permitir que sus propios secretos se les escapen. La motivación detrás de las filtraciones de “valoraciones” clasificadas como secretas es obvia: moldear a la opinión pública, influenciar a los que toman las decisiones e influir en la política doméstica. Estos no son los cometidos que la CIA debe cumplir con los miles de millones de dólares que recibe.
Si los nuevos líderes de la comunidad de inteligencia, John Negroponte (Director Nacional de Inteligencia) y Porter Goss (Director de Inteligencia Central) quieren arreglar lo que no funciona, tienen un duro trabajo ante ellos.