Joe Biden está teniendo que aguantar muchas presiones por decir que si su compañero de fórmula se convierte en presidente, “no pasarán ni 6 meses antes de que el mundo ponga a prueba a Barack Obama como hicieron con John Kennedy… vamos a tener una crisis internacional, una crisis generada, para probar el temple de esta persona”.
Desde el punto de vista político, probablemente no era recomendable que Biden atrajese la atención sobre la juventud e inexperiencia de Obama y cómo esas cualidades pueden ser tentadoras para los enemigos de Estados Unidos a la hora de probar cómo reacciona al tipo de presión que ninguna campaña política americana proporciona. Prácticamente, lo que dice Biden suena cierto.
Y para ser justos, si John McCain se convirtiera en presidente también podría verse probado por dictadores y demagogos impacientes por saber si Estados Unidos sigue siendo una fuerza a tener en consideración o si se ha convertido en la potencia del ayer.
¿Quién puede generar con más probabilidad la clase de crisis que Biden preve? Los mulás que gobiernan Irán tienen que estar al principio de la lista. “Ellos nos odian” observaba Reuel Gerecht, ex agente de la CIA y ahora investigador del American Enterprise Institute, un centro de investigación política de Washington que esta semana organizó un foro bipartito con el nombre de: “Más allá de noviembre: Terroristas, Estados Paria y Democracia”.
Gerecht, inveterado especialista en Irán, observó que cuando el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, se refiere a Estados Unidos como “la encarnación de Satanás” y “el enemigo del islam y toda la gente islámica” no lo hace para apelar crudamente a los antiamericanos entre la multitud. Él está afirmando una profunda convicción que se basa en las enseñanzas del revolucionario religioso, el ayatolá Ruhollah Jomeini.
Gerecht, partidario de McCain, no ve que una nueva ronda de negociaciones lleve a ningún compromiso serio por el lado de Irán. Jon Alterman, partidario de Obama que dirige el Center for Strategic and International Studies’ Middle East Program de hecho no discrepa. “Los iraníes no van a estar dispuestos a hacer trato alguno con Estados Unidos hasta que no tengan un arma nuclear bajo el brazo” dijo él.
Pero si eso sucede, Alterman no descarta la posibilidad de llegar a un “gran arreglo” con los líderes iraníes, especialmente si la precaria situación económica del país empeora. Gerecht, por el contrario, está convencido de que cualquier arreglo ofrecido a los teócratas iraníes dotados con armas nucleares y ricos en petróleo no será de ningún beneficio para Estados Unidos.
Al-Qaeda también estará deseosa de ver cómo reacciona un nuevo presidente bajo presión, pero su capacidad de maniobra se ha visto limitada en Irak, lugar que considera desde hace mucho como el frente más importante de su guerra global contra Occidente. Al-Qaeda en Irak ha sido duramente golpeada por las tropas americanas que acometieron la estrategia de contrainsurgencia del general David Petraeus.
Gerecht dijo que, objetivamente, Irak es central para los intereses americanos y, si Irak continúa consolidándose, “habrá una tendencia en una administración Obama de apoyarlo”. Y dijo que puede imaginarse el día cuando un presidente Obama reclame como obra suya haber ayudado a transformar a Irak en un aliado clave en Oriente Medio y a que sea la primera democracia que funciona en el mundo árabe.
Israel no generará una crisis pero nadie se sorprendería si se convierte en otra vez en el epicentro de una crisis. Martin Indyk, director del Centro Saban de Política de Oriente Medio en la Institución Brookings, dijo que él es optimista y piensa que una administración Obama revigorizaría las negociaciones entre israelíes y palestinos. “Si Obama es nuestro próximo presidente, la reacción en el mundo árabe y musulmán será aplastantemente entusiasta” dijo él.
Gerecht disputó la teoría de que el entusiasmo produzca progreso. Y argumentó que las negociaciones pueden no avanzar en absoluto mientras Hamás – grupo terrorista islamista dedicado al exterminio de Israel – controla Gaza y está ganando poder en la Margen Occidental. También observó que Clinton caía bien en Oriente Medio pero que sus años en el cargo coincidieron con que el radicalismo islámico entrase en “marcha directa”.
Vance Serchuck, consejero de política exterior del senador demócrata Joseph Lieberman, destacó que tratar de pronosticar la política exterior no es tarea fácil. George H.W. Bush no llegó a la Casa Blanca esperando librar una guerra para salvar a Kuwait, Bill Clinton no anticipó la intervención en los Balcanes y George W. Bush no tenía ni idea que sería un presidente en tiempos de guerra. Serchuk dijo que por la misma razón, es probable que nuestro próximo presidente, quienquiera que sea, “pueda verse sorprendido por acontecimientos – y posiblemente por su propia respuesta ante estos acontecimientos”.