Un número cada vez mayor de demócratas ha acusado en falso al senador John McCain de “prometer” 100 años de guerra en Irak. De hecho, a lo que McCain aludía era que la presencia de tropas americanas promueve estabilidad. Ha sido el caso en Europa y Asia donde las tropas americanas han estado estacionadas por más de medio siglo. Ha sido el caso en los Balcanes desde los años 90 cuando el presidente Clinton envió a tropas allí. Las tropas de Estados Unidos juegan un papel positivo cuando eliminan a sus enemigos, también lo hacen cuando se quedan para evitar que esos enemigos resurjan.
Pero hay una dura verdad que McCain no indicó: Puede que dentro de 100 años los americanos aún tengan que seguir luchando contra islamistas militantes en Irak y otros lugares. ¿Qué podría ser peor que eso? Dentro de 100 años podría darse que Estados Unidos y Occidente hayan sido vencidos por los islamistas militantes.
Al-Qaeda, los mulás que gobiernan Irán, Hizbolá y otros jihadistas militantes nos han dicho por lo que luchan. El conocido islamista, Hassan al-Banna, describió las metas del movimiento muy sucintamente: “para dominar... para imponer sus leyes a todas las naciones y para ampliar su poder por todo el planeta”. Lo dijo en 1928. ¿Quién habría podido creer entonces que sus herederos adquirirían la riqueza, el poder y la letalidad que tienen hoy? ¿Quién puede decir dónde puedan estar dentro de 100 años? ¿Quién puede anticipar dónde estará Occidente? La supervivencia no es un derecho. Cada generación debe luchar por ella.
Por tanto, la pregunta más importante no hecha al general David Petreaus en sus sesiones ante el Congreso esta semana es cómo maximizar nuestras probabilidades de ganar la larga guerra global en la que estamos.
Retirarnos de los campos de batalla clave no parece ser la estrategia más promisoria. Con todo, los opositores de la guerra de Irak continúan polemizando a favor de una precipitada retirada de Irak. Se quedaron indiferentes ante el punto más incisivo que Petraeus resaltó sobre el progreso en Irak. “Estamos luchando contra al-Qaeda cada día” dijo él. “Tenemos nuestros colmillos en su yugular y necesitamos mantenerlos allí”.
El senador Carl Levin, en declaraciones justo antes al cuestionamiento de Petraeus, no tuvo casi nada que decir sobre al-Qaeda o las milicias patrocinadas por los iraníes contra quienes las tropas americanas e iraquíes han estado luchando. En vez, insistió que Irak sigue atascado en una guerra civil, un tema con la fecha de vencimiento pasada.
Otros opositores a la misión de Petraeus afirmaron que irnos de Irak dejaría más tropas libres para Afganistán. Pero Irak es el corazón del mundo árabe y musulmán. Afganistán, por el contrario, es un lugar alejado en términos estratégicos.
Además, en Afganistán estamos luchando sobre todo contra los socios menores de al-Qaeda, los talibanes. Mientras tanto, Osama bin Laden y Ayman al-Zawahiri han estado reconstruyendo el cuartel general de al-Qaeda en remotos confines de Pakistán. Nadie argumentando contra la misión de Petraeus ha proporcionado siquiera el más vago esbozo de una estrategia mejorada para enfrentar a las fuerzas de al-Qaeda allí.
Para las naciones así como para las personas, ganar y perder puede convertirse en algo adictivo. ¿Cuánta gente ha oído Ud. decir que Estados Unidos perdió en Vietnam - ¿y qué? En 1979, los mulás iraníes asaltaron nuestra embajada y secuestraron a nuestros diplomáticos; no les hicimos pagar precio alguno - ¿y qué? En 1983, Hizbolá, el subsidiario libanés de Irán, bombardeó las barracas de marines americanos en el Líbano y no hicimos mucho al respecto – ¿y qué? Diez años después, nos retiramos de Somalia - ¿y qué? Las Torres Gemelas fueron bombardeadas por primera vez ese mismo año y no acusamos a nadie con la responsabilidad – ¿y qué?
Pero Ud. lo sabe. Vieron a Estados Unidos como un tigre sin colmillos – “una sociedad que no puede aceptar 10.000 muertos en una batalla”, según las palabras de Sadam Hussein. Él exhortó a “todos los creyentes militantes poner como objetivo intereses [americanos] dondequiera que estén”. Bin Laden tildó a Estados Unidos de ser un “caballo débil”.
En 2006, al-Zawahiri predijo que Estados Unidos se iría derrotado de Irak.
Dijo que “sólo sería cuestión de tiempo”. El jeque Hassan Nasrallah, líder de Hizbolá añadió: “Aconsejo a todos los que pongan su confianza en los americanos que aprendan la lección de Vietnam... y sepan que cuando los americanos pierdan esta guerra – y la perderán, si Alá así lo quiere – los abandonarán como ya lo han hecho con todos los que pusieron su confianza en ellos a través de la historia”.
Supongamos que requiera 100 años derrotar a esa gente, las ideas que defienden y los movimientos que representan ¿Realmente tenemos algo más importante que hacer?