En un lado del debate sobre los interrogatorios a terroristas están los Jack Bauers, aquellos que – al igual que el personaje principal de “24”, la exitosa serie de la Fox – piensan que se hace lo que sea para conseguir la información que se necesita de alguien que está tramando una masacre. En el otro extremo está la izquierda pacifista: No le tocarían ni un pelo de la cabeza al cerebro del 11 de septiembre, Khalid Sheik Mohamed, para salvar la Navidad en Disneylandia.
Aquellos de nosotros que tienen una opinión entre estos dos extremos deberíamos estar debatiendo en serio sobre qué métodos se deben permitir y bajo qué circunstancias. Pero eso es algo que se ha convertido en un imposible. Un ejemplo: Estuve en el programa de MSNBC “The Abrams Report” la semana pasada para debatir si el juez Michael Mukasey, durante unas audiencias del Congreso, debería haber dicho si la “tabla de agua” –ahogamiento simulado – constituye tortura y por lo tanto debe ser prohibida.
Argumenté que Mukasey tuvo razón al guardarse su opinión. Si fuese confirmado como fiscal general, querrá estudiar el tema antes de emitir una opinión legal. Querrá saber qué tan dolorosa resulta la tabla de agua, si inflige daño permanente, si alcanza los resultados que métodos menos agresivos no consiguen.
Dan Abrams, el presentador del programa, no quería saber nada de eso. Al tratar de exponer mis puntos de vista, mostró un vídeo de lo que parecía ser una persona sufriendo la tabla de agua. Tenía pinta de no ser nada agradable. Eso significa que es una forma de tortura, insistía él, por lo tanto obviamente debe ser prohibido.
Pedí a Abrams y a su otra invitada, la comentarista radial progre Stephanie Miller, que definieran la tortura en una oración o dos. Ninguno de los dos lo hizo. Miller dijo que la tortura es como la pornografía – ella sabe que lo es cuando la ve. Intenté que fuesen más específicos sobre las técnicas de interrogación que permitirían: ¿Privación del sueño? ¿Encarcelamiento en una celda fría? ¿Música ruidosa? ¿Aislamiento y aburrimiento? ¿Dar manotazos en la cabeza? No contestaron.
Después del programa, los blogs izquierdistas fueron rápidos para atacarme. El Democratic Underground dijo: “Cliff May debería probar la tabla de agua”. En el Daily Kos, alguien que se hace llamar “Black Max” me acusó de proponer que se torturara a Stephanie Miller. Otra página web me llamó “fascista”. También se usaron términos anatómicos y escatológicos para describirme.
¿Es que esta gente no entiende que estamos ante un mortalmente serio dilema? Para ganar una guerra contra tenebrosos movimientos islamistas terroristas hará falta buena inteligencia. Para obtener esa inteligencia, los terroristas capturados deben ser interrogados. ¿Qué técnicas son eficaces? ¿Qué técnicas son tan crueles que deben estar prohibidas – incluso si se perdiese vidas inocentes?
¿Debería haber procedimientos permitidos sólo cuando hay un peligro inminente? ¿Podría permitirse el uso de técnicas menos duras pero coercitivas - infligiendo lo que se conoce como “tensión e intimidación” – al interrogar a un sospechoso “importante”, por ejemplo, alguien que sepa dónde se está escondiendo Osama bin Laden? Un tercer conjunto de reglas podría regular el asunto de los combatientes enemigos detenidos por largos períodos en lugares como Guantánamo – donde, en este momento, están presentes los abogados y el representante de la Cruz Roja, los cuartos de interrogación incluyen sillones y los detenidos pueden negarse por completo a ser interrogados.
¿Debería requerirse que el presidente autorice interrogaciones “mejoradas”? ¿Podría el Congreso ocuparse de supervisar? ¿Sería útil habilitar una corte de Seguridad Nacional para éste y otros asuntos relacionados?
También me pregunto: ¿Cuánto deberíamos decirle a al-Qaeda y a otros terroristas acerca de qué esperar? Si los terroristas saben que pueden sufrir la tabla de agua, se prepararán para soportar la dura prueba. En realidad, se ha usado la tabla de agua para entrenar y endurecer a comandos y espías americanos.
Dan y Stephanie, por favor tomen nota: La tortura se define generalmente como la imposición intencional de “dolor y sufrimiento” tan “severo” que “sacude la conciencia”. Eso claramente incluye sacar los ojos y arrancar las uñas. ¿Elimina cualquier técnica y todas las técnicas diseñadas para hacer que un terrorista se sienta solo, abandonado, vulnerable y dependiente de sus captores? ¿Merece un combatiente ilegal - uno que flagrante y rutinariamente viola los leyes más fundamentales de la guerra - el mismo tratamiento respetuoso que un soldado que ha luchado con honor?
Se ha divulgado extensamente que Khalid Sheik Mohamed fue sometido a la tabla de agua y, como resultado, entregó inteligencia que condujo a la prevención de tramas terroristas y a salvar vidas inocentes. ¿Lamenta Ud. eso? ¿Diría Ud. a aquellos que juraron proteger y defender a americanos que no lo vuelvan a hacer, aceptando las consecuencias de esa política?
No podremos contestar a estas preguntas difíciles a menos que acabemos con la pose moral y la manipulación partidista y que empiece un debate en serio.