Sospecho que unos cuantos lectores discreparán conmigo cuando afirmo que ninguno de los candidatos presidenciales, sea republicano o demócrata, ha articulado aún un tema de campaña convincente. Todos están a favor de la seguridad. Ni uno solo se opone a la prosperidad. Cada uno promete proteger la la seguridad social y mejorar la atención médica. Los votantes pueden ser indulgentes si no los abruman.
Déjenme ofrecer un enfoque distinto por si acaso algún candidato pudiera encontrarlo de utilidad: Dígales la verdad pura y dura a los electores - y rételos.
En especial, dígales que estamos en un momento crítico en la historia de nuestra nación: Un enemigo peligroso está librando una guerra poco convencional contra nosotros. Recién estamos aprendiendo a defendernos. Recuérdeles que presidentes y legisladores de ambos partidos han estado subestimando a este enemigo muchas veces y durante muchos años.
Dígales, también, que luchar contra este enemigo es la carga que la historia le está pidiendo sobrellevar a la generación actual de americanos. Debemos hacerlo por las generaciones futuras – al igual que generaciones anteriores lucharon por nosotros.
Diga con franqueza que si no estamos dispuestos a soportar una guerra larga y difícil, seremos derrotados por movimientos que están más decididos que nosotros – y que son más despiadados de lo que imaginamos que serían.
Es raro que los políticos hablen de esta manera. Pero no es algo sin precedentes. En 1940, los ejércitos de Hitler estaban barriendo del mapa a una nación europea tras otra. En Gran Bretaña, mucha gente creía que el camino más atinado era no luchar contra los nazis sino negociar una salida diplomática, para abordar los legítimos agravios del pueblo alemán.
El 13 de mayo de 1940, Winston Churchill entró por primera vez en la Cámara de los Comunes como primer ministro británico. A su lado estaba Neville Chamberlain, el primer ministro saliente. Chamberlain fue recibido entre vítores. Churchill no.
Churchill no dijo a los funcionarios y a la opinión pública lo que querían oír. Él les dijo lo que necesitaban oír: que sería incorrecto e improductivo tratar de apaciguar tiranos.
Fue genial al decir: “No tengo nada que ofrecer más que sangre, brega, lágrimas y sudor. Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento”.
Es posible que el conflicto actual sea menos mortal que la Segunda Guerra Mundial. Pero durará mucho más – ya ha durado más. ¿Qué política adoptaría un candidato presidencial churchiliano? Churchill dijo: “Uds. preguntan ¿cuál es nuestra política?. Se los diré: Hacer la guerra por mar, tierra y aire, con toda la potencia y fuerza que Dios nos haya dado; librar una guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Ésa es nuestra política”.
Cualquier candidato que apoye este enfoque sólo recibirá el desprecio de grupos como MoveOn.org que esta semana acusó de “traición” al general David Petraeus por negarse a aceptar la derrota en la Batalla de Irak.
Después del testimonio inicial del general Petraeus, el Washington Post y el Washington Times resaltaban el apoyo del general a la reducción de tropas el próximo año. Pero, por definición, un “aumento” decrece. Petraeus siempre ha tenido la intención de transferir la responsabilidad de la seguridad a los iraquíes - él apenas si desea decidir cuándo y dónde, basándose en las condiciones sobre el terreno y no por legislación aprobada en Washington.
El New York Times, cuyas páginas editoriales apenas si se diferencian de las de MoveOn.org, estuvo más cerca a la hora de identificar la novedad en el informe de Petraeus. Su noticia principal: “Petraeus advierte contra retirada rápida de Irak”. No debería hacer falta un Churchill para ver que si las tropas americanas se van precipitadamente de Irak, los enemigos de Estados Unidos llenarán el vacío. Y matarán a los iraquíes que han estado luchando con nosotros. La gente alrededor del mundo comprenderá el chiste: Ser amigo de Estados Unidos es más peligroso que ser enemigo de Estados Unidos”.
Las verdaderas noticias en el testimonio de Petraeus: Las tropas americanas han estado dando una paliza a al-Qaeda en Irak y, a medida que se hace esa labor, las milicias patrocinadas por Irán son las que se están convirtiendo en el principal problema que hace falta eliminar. El régimen de Teherán quiere que Irak sea su colonia. No quiere que Irak sea un aliado de Estados Unidos en la guerra contra el islamismo militante.
En varias ocasiones durante las 3 últimas décadas, Teherán ha enviado asesinos para matar americanos. Estados Unidos no ha respondido con contundencia en ninguna de esas ocasiones. Los mulás han apostado a que no se romperá con ese precedente – que no lo hará ni el actual ocupante de la Oficina Oval ni tampoco quien sea que lo reemplace en 2009.
Sospecho que más de unos cuantos americanos votarían por un candidato que nos dijera que los mulás están totalmente equivocados.