El senador y candidato presidencial Barack Obama quiere luchar contra al-Qaeda en Pakistán – después de aceptar la derrota de manos de al-Qaeda en Irak. Sus críticos dicen que eso demuestra su inexperiencia. Pero no es el único.
Un sofisticado miembro de lo que con justicia se puede llamar el establishment de la política exterior en Washington se puso a hablar conmigo de Irak. Estuvimos de acuerdo en los modelos que muchos americanos ahora están empezando a distinguir de entre la maraña mediática: El nuevo comandante americano en Irak, el general David A. Petraeus, tiene como objetivo a al-Qaeda y está cosechando progresos en la lucha contra la organización terrorista.
Pero este experimentado profesional estaba dispuesto a darle sólo 2 hurras a la iniciativa. “No creo que necesitemos preocuparnos de que al-Qaeda en Irak ataque nuestro territorio” afirmó. “Pero la al-Qaeda actualmente en Pakistán, eso es un asunto completamente distinto”.
La reconstitución de al-Qaeda (AQ) en una región remota de Pakistán es algo frustrante y amenazador. Frustrante porque queremos llevar ante la justicia a los responsables de las atrocidades de hace 6 años el próximo mes. Amenazador porque si Osama bin Laden se siente seguro, nosotros no podemos hacerlo.
¿Pero hay alguna base para la extendida creencia de que la operación de AQ en Pakistán es más peligrosa para americanos en suelo americano que la de al-Qaeda en Irak (AQI)? Tome esto en consideración: El más reciente Estimado de Inteligencia Nacional (NIE)– la opinión colectiva de la comunidad americana de inteligencia – deja muy en claro que AQI es la marca más visible y capaz de AQ, además de ser la única conocida de haber expresado su deseo de atacar el territorio de Estados Unidos”. Y añade que AQI tiene claras intenciones de “planificar ataques más intensos dentro y fuera de Irak”.
Los terroristas de AQI perpetraron atentados suicidas en 3 hoteles de Jordania a finales de 2005 matando a decenas de personas inocentes. Los servicios de inteligencia británicos creen que los recientes ataques fallidos en Londres y Glasgow “llevan las huellas de al-Qaeda en Irak” según informaba CBS News.
AQI ha llevado a cabo estos ataques mientras que también supervisaba una campaña de asesinato, tortura y atentados suicidas – se cree que hasta el 90% de los suicidas en Irak son dirigidos por AQI utilizando a terroristas de otros países. (La cúpula de AQI en su mayoría tampoco es iraquí).
¿Puede Ud. imaginarse lo que AQI hará si las tropas americanas se retiran de Irak demasiado pronto dejando al grupo en posición de reanudar su matanza de los iraquíes que rechacen someterse y de nutrirse de los abundantes recursos de Irak? El general Michael Hayden, director de la CIA, ha dicho que si Estados Unidos fracasa en Irak, es probable que AQ logre alcanzar su “objetivo” allí: establecer un “refugio seguro desde donde tramarían y conducirían sus ataques contra Occidente”.
Tanto los líderes de AQ como de AQI han indicado explícitamente que consideran Irak como el frente central del conflicto global que están librando. En un mensaje de audio a finales de 2004, Osama bin Laden decía que él anhelaba que Bagdad se convirtiese en la capital del nuevo “califato”, de ese imperio islámico que él ambiciona resucitar y liderar.
Abu Musab al-Zarqaui, que fue comandante de AQI hasta su muerte a manos de las tropas americanas en 2006, prometió a sus seguidores que “hoy lucharían en Irak, mañana en la tierra de los lugares santos [Israel] y después de ello en Occidente. “Y en mayo de este año, Ayman al-Zawahiri, el lugarteniente de bin Laden habló en un vídeo de la intención de AQ para utilizar Irak y Afganistán como “bases de lanzamiento” para el “establecimiento del califato”.
El experto americano Fred Kagan del American Enterprise Institute indica que en los años 80, los mujaidines en Afganistán no parecían representar ninguna amenaza para cualquier persona excepto los soviéticos. Pero después de forzar al Kremlin a la retirada de Afganistán, algunos elementos de esos grupos se convirtieron en talibanes haciendo de anfitriones de una al-Qaeda que rápidamente empezó a organizar tramas terroristas contra Estados Unidos.
Quizá el senador Obama y mi colega estén en lo correcto acerca de que al-Qaeda en Pakistán es una amenaza más grande para nosotros que al-Qaeda en Irak. Pero la historia, la evidencia y la lógica contradicen su creencia de que no necesitamos preocuparnos de que AQI salga tras nosotros en el terreno doméstico y que su implicación en aceptar la derrota en Irak no aumentará considerablemente nuestros riesgos.
Tenemos una opción: Podemos dar al general Petraeus y sus tropas el tiempo y las herramientas que les hacen falta para seguir persiguiendo a al-Qaeda en Irak incluso mientras reflexionamos lo que hacer con al-Qaeda en Pakistán. O podemos retirarnos precipitadamente; podemos dejar en paz a AQI y cruzar los dedos.
Eso no sería un “nuevo curso”. Sería la vuelta a un método que ya hemos intentado anteriormente. Demasiados miembros del establishment de la política exterior y de la clase política parecen haber olvidado qué resultados obtuvimos. El próximo mes se celebrará un aniversario que debería recordarles esos resultados.