Sería agradable – o por lo menos más conveniente – que Estados Unidos pudiera luchar sólo contra un enemigo a la vez. Pero raramente funciona así.
La Segunda Guerra Mundial fue llamada guerra mundial por una razón: El presidente Roosevelt podría haber preferido atacar solamente al Japón imperial, la nación que nos había atacado. Pero en su lugar, también tuvo que llevar al país a la guerra contra la Alemania nazi y la Italia fascista. Tuvo que luchar no sólo en el Pacífico sino también en el norte de África y Europa.
Es asombroso cuánta gente, que por lo demás es muy lista, parece incapaz de entender esta realidad. Muchos han estado repitiendo el curioso argumento de que no debemos preocuparnos demasiado por la al-Qaeda en Irak porque, de alguna manera, es diferente a la al-Qaeda que no está en Irak. Tome en consideración la pregunta que un reportero le hizo al presidente Bush en una reciente rueda de prensa:
Pero Señor presidente... ¿qué evidencia puede presentar Ud. al pueblo americano de que la gente que atacó a Estados Unidos el 11 de septiembre es de hecho la misma gente responsable de los ataques que ocurren en Irak? ¿Qué evidencia puede presentar Ud.? ¿Y también está diciendo Ud., Señor, que al-Qaeda en Irak es la misma organización que dirige el propio Osama bin Laden?
¿Puede Ud. imaginarse preguntas como ésas al presidente Roosevelt?:
Pero Señor presidente... ¿qué evidencia puede presentar Ud. al pueblo americano de que la gente que atacó a Estados Unidos el 7 de diciembre es de hecho la misma gente responsable del llamado Blitz que está teniendo lugar ahora en Londres? ¿Qué evidencia puede presentar Ud.? ¿Y también está diciendo Ud., Señor, que aquellos que están atacando Londres pertenecen a la misma organización de esos japoneses que supuestamente son responsables del ataque a Pearl Harbor?
Los periodistas y otras partes interesadas podrían pasar algunos minutos revisando el más reciente Estimado de Inteligencia Nacional (NIE). Afirma inequívocamente que al-Qaeda en Irak es “el afiliado más visible y capaz de al-Qaeda así como del único que se sabe su deseo explícito de atacar a la patria” aquí mismo en suelo americano. En lenguaje muy simple: La opinión de consenso de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos es que la rama más peligrosa de la organización terrorista que atacó a Estados Unidos el 11 de septiembre es al-Qaeda en Irak.
Una historia de primera plana en el Washington Post esta semana enreda aún más el asunto. Describe a Rashid Occidental , un barrio de Bagdad actualmente controlado por Jaish al-Mahdi, la milicia chiíta liderada por el clérigo radical y antiamericano Moqtada al-Sadr. El artículo afirma que: “Rashid Occidental trastoca el relato de los hechos que prevalece entre altos oficiales militares de Estados Unidos sobre que el grupo insurgente sunní al-Qaeda en Irak es la fuerza más tremenda y destructiva de la ciudad”.
Eso simplemente es engañoso: Primero, el hecho de que haya barrios controlados por Jaish al-Mahid apenas si constituye una prueba - o siquiera evidencia convincente – de que la milicia de al-Sadr sea “más tremenda y destructiva” que al-Qaeda, el grupo responsable de la amplia mayoría de ataques suicidas en Irak. En segundo lugar, altos oficiales militares de Estados Unidos han dicho constantemente que la nueva estrategia del aumento de tropas – recién al completo desde el 15 de junio – incluye una ofensiva contra los reductos de al-Qaeda y de milicias extremistas.
Si Estados Unidos tienen un enemigo más preocupante que al-Qaeda es Irán. Durante años, hemos respondido débilmente a los actos de guerra de Irán – desde el asalto a nuestra embajada en 1979; pasando por el ataque en 1983 contra las barracas de marines americanos en Beirut a manos de su suplente, Hizbolá; hasta al ataque en 1996 contra nuestras tropas en Arabia Saudita para minar nuestras actuales misiones por todo Oriente Medio.
Finalmente, la semana pasada – y con relativamente poca atención por parte de los medios – el Senado de Estados Unidos acusó unánimemente a Irán por asesinar americanos en Irak. Se adoptó la enmienda del senador Joseph Lieberman a “Hacerle frente a Irán por sus ataques contra soldados americanos”.
Algunos de estos ataques han sido directos. Otros han sido llevados a cabo por milicias – tales como Jaish al-Mahdi – financiadas por Irán y, en muchos casos, armadas y entrenadas en suelo iraní. Hizbolá también ha venido a Irak para ayudar a la matanza de americanos. La enmienda advierte que Irán incluso ha estado facilitando la entrada de terroristas de al-Qaeda en Irak. Y el régimen de Teherán permite a Ansar al-Sunna, un afiliado de al-Qaeda, mantener una base en el noroeste de Irán.
Estos combatientes, indicaba el senador Lieberman, “son responsables del asesinato de centenares de soldados americanos y también de miles de soldados y civiles iraquíes”.
Y sí, Estados Unidos tiene una larga lista de enemigos “tremendos y destructivos” en Irak y otros lugares. Eso no es sólo un “relato”. Es la verdad – y por lo menos debería ser tomada en consideración por aquellos que polemizan sobre de qué campos de batalla deberían huir los americanos.