Clifford May
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¿Combustible exento de terror?

por Clifford May
Scripps Howard News Service
24 de Enero de 2007

Traducción del texto original: Diversity Can Pave the Road Toward Energy Security
Traducido por Miryam Lindberg

Ud. no tiene que ser un estratega militar de la talla de Sun Tzu o de Carl von Clausewitz para entender esto : Es una mala idea subvencionar las iniciativas de guerra de su enemigo. Pero cada vez que llenamos el tanque de gasolina de nuestros carros, ponemos dinero en el bolsillo de los terroristas que tratan de matar americanos.

¿Cuándo se enfrentarán nuestros cargos electos finalmente con este problema? Quizá ahora. Esta semana, en su discurso sobre el estado de la nación, el Presidente Bush sonaba serio sobre “diversificar” el suministro energético de Estados Unidos, sobre el desarrollo de una política energética que no deje a los americanos interminablemente a merced de regímenes como el de Teherán o el de Caracas. Y en el Congreso, se está presentando legislación que al menos podría empezar a reducir el poder económico, político y militar del petróleo de Oriente Medio.

Más sobre esto en un momento. Primero, seamos claros: El petróleo es diferente de otros productos. Si los franceses me ofenden, en su lugar puedo comprar vino de Australia. Si el precio de la carne sube, puedo comer cordero. Pero el petróleo disfruta un tipo de monopolio. Si Ud. maneja un carro, no tiene otra alternativa que comprar combustibles refinados del petróleo, un recurso muy abundante en países cuya hostilidad hacia los americanos es muy alta. Actualmente, gastamos unos 150 millones al día en petróleo del Golfo Pérsico y más de 70 millones de dólares diarios en petróleo de Venezuela.

Dos soluciones obvias:

1) Desarrollar combustibles líquidos de otras fuentes

2) Desarrollar vehículos que puedan funcionar con cualquier otra cosa que no sea combustibles líquidos.

En realidad, esos combustibles y vehículos alternativos ya existen. Se ha presentado una ley en el Congreso – con amplio apoyo bipartito – para lograr ponerla en marcha: La ley DRIVE (Reducción de la dependencia a través de la innovación en vehículos y energía, Dependence Reduction through Innovation in Vehicles and Energy por sus siglas en inglés) se basa en un diseño de seguridad energética hecho por Set America Free, que Jim Woolsey, ex director de la CIA llama “una coalición de conservacionistas “abraza-árboles”, personas bien intencionadas, granjeros, halcones tacaños y evangélicos”. (Divulgación completa: Tanto Woolsey como yo somos miembros).

Si la ley se aprobara, su próximo carro probablemente será un “FFV” (Flexible Fuel Vehicle por sus siglas en inglés, Vehículo de combustible flexible): Será capaz de usar no sólo gasolina sino también una variedad de combustibles líquidos no fósiles. Eso sería un incentivo para que el sector privado produciera esos combustibles y que fueran ampliamente disponibes. Imagine que pudiese pararse en una gasolinera y escoger entre gasolina convencional y combustibles alternativos por un precio similar que garantizan que Ud. no esté patrocinando a los terroristas. ¿Cuál escogería Ud.?

¿Cuánto más costaría un coche así? Menos de 150 dólares, sacrificio pequeño que favorece nuestros esfuerzos en la guerra. Y en realidad podría ser que pagase menos una vez que los incentivos fiscales entrasen en el acuerdo. También: Piense en el FFV como una ventaja en seguridad, igual que los cinturones de seguridad o los airbags, excepto que en este caso Ud. estaría invirtiendo en seguridad nacional en lugar de protección en caso de choque.

Además, DRIVE daría incentivos a los fabricantes como a los compradores de “vehículos eléctricos”, carros que funcionan con electricidad, fuente de energía que no depende del petróleo. Un viajero suburbano que viaja menos de 40 millas al día enchufaría su carro en la noche y podría pasársela meses sin llenar el tanque y cuando lo hiciera podría ser con un combustible alternativo.

¿Cuáles podrían ser esos combustibles? En Brasil, un número cada vez mayor de carros funcionan con etanol hecho de azúcar, un producto que crece fácilmente en climas tropicales. Actualmente el arancel para ese combustible es de 54 centavos por galón – comparado con los cero centavos que paga el petróleo de Oriente Medio. Esperemos que podamos encontrar unos cuantos políticos lo suficientemente valientes como para enfrentarse a los grupos de presión que favorecen la discriminación de pobres agricultores sudamericanos mientras que subsidian a billonarios saudíes y mulás iraníes extremistas.

Otras ideas que el Congreso debería tomar en consideración: Las arenas bituminosas de Alberta contienen tanta energía como los desiertos de Arabia. La Coalición canadiense por las democracias está impulsando una sociedad americano-canadiense que explote esas arenas en beneficio de ambos países a largo plazo.

Seamos claros: El petróleo seguirá siendo un recurso valioso por muchas décadas y los americanos no serán “independientes” energéticamente hablando a corto plazo. Pero enviaremos menos dinero a los amos terroristas si ponemos fin al monopolio petrolero y disminuimos el dominio del petróleo controlado por déspotas que conspiran para destruirnos.

Tenemos la capacidad cientifica, tecnológica y empresarial. Lo que más necesitamos ahora es la voluntad política.

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