¿Qué pasó el día de las elecciones? Todo se reduce a lo siguiente:
Los demócratas dijeron: “¿Hartos?”
Los republicanos dijeron: “¡Podría ser peor!”
Los votantes dijeron: “Vamos a averiguarlo”.
En Naciones Unidas, las pérdidas de los republicanos fueron por lo visto muy celebradas (con dinero de los contribuyentes americanos) y por supuesto que Ahmadineyad y sus amigos deben estar muy complacidos. Hace unos días, Hassan Nasrallah le decía a los telespectadores de Al Yazira:
“Los norteamericanos recogerán sus bártulos y dejarán la región – toda la región. Ellos no tienen ningún futuro en nuestra región. Se irán de Oriente Medio y de los mundos árabe e islámico de la forma que se fueron de Vietnam. Aconsejo a todos aquellos que han puesto su confianza en los norteamericanos que aprendan la lección de Vietnam y que también aprendan la lección del Ejército del sur del Líbano con los israelíes, para que sepan que cuando pierdan esta guerra – y la perderán por la voluntad de Alá – los norteamericanos los abandonarán a su suerte, exactamente como se lo han hecho a todos aquellos que pusieron su confianza en ellos a través de la historia”.
Una acotación más: Estas elecciones no fueron solamente sobre Irak, como algunos observadores tanto en Estados Unidos como en el extranjero parecen creer. Sí, es cierto que hay una enorme frustración en todo el espectro político por los fallos de los servicios de inteligencia, estrategias militares y tácticas equivocadas, la ausencia de una forma significativa de medir el progreso, el fracaso continuado para encontrar una contra insurgencia eficaz o una “guerra por las ideas” eficaz.
Pero los votantes no han enviado un mensaje diciendo que quieren que Estados Unidos se rinda ante los partidarios de Sadam, los terroristas de Al Qaeda u otros matones varios. ¿Y cómo sabemos eso? Por uno de los pocos momentos brillantes de anoche: La derrota aplastante del candidato favorito de los bloggeros izquierdistas Ned Lamont a manos de Joe Lieberman.
Yo sugeriría que antes de que pasaran muchas horas, el Presidente Bush llamara a Lieberman, le felicitara y le dijera que está deseando trabajar con él y con otros demócratas, como por ejemplo los representantes Steny Hoyer y Jim Marshall, que sí entiende lo que nos jugamos en Irak y en la más amplia guerra contra el islamismo militante.